Se arrechó Rosa

¡Ahora se arrechó Rosa!
Rosa, es una bella y no tan joven Guerrera. Por cuyas venas corre la sangre Guaiquerí.  Ahora, con bajo peso por la carencia de consumo de nutrientes, ante la escasez producto de esta revolución. No estaba “happy” vivía infeliz, sobrevivía intranquila. Andaba incomoda, se sentía rígida y tensa. En sus buenos tiempos, no era un fosforito, sino una lamparita de kerosene. Bregadora. Vergataria. De hablar fuerte y retumbao, además de pegar durísimo; como un bate de esos que dicen grandes ligas. De más allá de Porlamar, de más acá de San Juan, de más allá del trecho del rio El Valle. De más lejos, que el más nunca – decían los lugareños – para quienes, sin embargo, todo queda ahí mismito, detrás de aquellos edificios pequeños recién pintados con pinturas baratas. Allá vive esa extraña mujer. Extraña, porque no está sometida a ningún hombre. Por el contrario, es capaz de someter a los hombres. Una mujer sola, de esas, que en este país le echan pichón a la vida y sacan a sus hijos adelante.
       
Rosa, cansada de tantas humillaciones, vejaciones y desengaños se molestó tanto que terminó arrechándose por más que respirara profundo, cerrara los ojos y contara hasta más de cien. No quería seguir calándose esta vaina.

Tantas burlas y desengaños. Se sentía que estaba a punto de explotar. Ya no aguantaba más, despojándose de sus investidura de Villa, se llenó de valor; cual princesa guerrera, armándose de una gran olla y de una fuerte cucharilla metálica para dejar descargar su cumulo de arrechera sobre este utensilio de cocina ante su gran jefe.

El motivo de su arrechera diaria. Y de muchos también. Sin ningún tipo de broma dejó descargar hasta el agotamiento toda su rabia e impotencia con elevada frecuencia cardiaca. Echando el amor y la paz pal coño. Olvidándose completamente de las misiones, a las cuales virtualmente la tenían sometida. Convirtiéndose en una apátrida disidente.
       
Cada impacto a su hundido perol era el reflejo de las colas para conseguir y comprar alimentos y productos, medicinas, por la inseguridad, por la crisis humanitaria. Por la escasez, por la elevadísima inflación. Así como también, por el vía crucis para comprar algo para comer. Por la gente que fallece haciendo cola para comprar comida. Por los niños que mueren por no tener alimentos para llevar a su boca.
       
Hoy el yoga, la meditación y el Taichí no le funcionaron como moderador de la rabia y la arrechera, a la cual no le podía echar agua. Siendo más eficaz reducir el estrés y las emociones negativas cayéndole a coñazo limpio a la insignificante vasija para evitar que le diera un ACV.
       
De esta manera, es preciso recordar y que de paso quedará grabado en la historia política que algunas mujeres son famosas por su paciencia, otras son famosas por su sabiduría, pero nuestra Rosa; la de Villa Rosa, es famosa por su arrechera, que le cayó a coñazo limpio como todo un peso completo a su cacerola de frente a su gran jefe con la misma pasión con que se canta un galerón oriental.
       
Enterarse de estas cosas que suceden y vivir para escribirla no tiene precio.

PD: No es de extrañarse que de repente aparece por ahí un político, que también es psiquiatra a ofrecer terapia y rehabilitación completamente gratis para el control de la ira.